De acuerdo con la National Institute of
Mental Health (2009), existen varios tipos de trastornos depresivos. Los más
comunes son:
El trastorno
depresivo grave: Se caracteriza por tener una combinación de síntomas que
interfieren con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer, y
disfrutar de las actividades que antes resultaban placenteras. La depresión
grave incapacita a la persona y le impide desenvolverse con normalidad. Un
episodio de depresión grave puede ocurrir solo una vez en el curso de vida de
una persona, pero en la mayoría de los casos recurrirá durante toda su vida.
El trastorno
distímico: Se caracteriza por tener síntomas de larga duración (dos años o
más), menos graves que los del trastorno depresivo grave, y tal vez no
incapaciten a una persona, pero sí le pueden impedirle tener una vida normal.
Las personas con distimia también pueden padecer uno o más episodios de
depresión grave a lo largo de sus vidas.
También hay algunas formas de trastorno depresivo que
muestran características un tanto diferentes a las anteriores, o pueden
desarrollarse en casos únicos como los que se describen a continuación:
Depresión psicótica:
Se presenta cuando una enfermedad
depresiva grave está acompañada por alguna forma de psicosis (ruptura con la
realidad, alucinaciones, y delirios).
Depresión posparto:
Se diagnostica cuando una mujer que ha dado a luz recientemente sufre un
episodio de depresión grave dentro del primer mes después del parto. Se calcula
que del 10 al 15 por ciento de las mujeres padecen depresión posparto luego de
dar a luz.
El trastorno afectivo
estacional: Se caracteriza por la aparición de una enfermedad depresiva
durante los meses del invierno, cuando disminuyen las horas de luz solar. La
depresión generalmente desaparece durante la primavera y el verano.
En cuanto a la Depresión Infantil, como señalan los autores A. Poliano-Lorente (1988) los síntomas somáticos y psicológicos de la depresión varían dependiendo de la edad del niño, ya que entre más edad tiene el niño los síntomas somáticos se sustituyen por síntomas psicológicos más parecidos a los de la depresión en un adulto, por lo que considera que la edad es una variable que se debe considerar a la hora de diagnosticar a un niño como depresivo.
National Institute of Mental Health (2009). Depresión, Instituto Nacional de la Salud Mental de los Estados Unidos.: Publicación
de NIH. Recuperado de http://www.nimh.nih.gov/health/publications
En cuanto a la Depresión Infantil, como señalan los autores A. Poliano-Lorente (1988) los síntomas somáticos y psicológicos de la depresión varían dependiendo de la edad del niño, ya que entre más edad tiene el niño los síntomas somáticos se sustituyen por síntomas psicológicos más parecidos a los de la depresión en un adulto, por lo que considera que la edad es una variable que se debe considerar a la hora de diagnosticar a un niño como depresivo.
La depresión tanto
en niños, como en adultos de acuerdo al CIE se divide en 3, esto de tomando a consideración la sintomatología
del paciente, y de la duración en que se presentan los síntomas.
Leve : El niño puede
presentar los síntomas de la depresión pero en un nivel moderado, la
duración del periodo en que el niño esté triste es en promedio dos
semanas, puede realizar sus actividades con normalidad aunque no mostrar
mucho interés. Del mismo modo puede mostrarse un poco cansado y sin
ánimo.
Media: Presenta diferentes
síntomas, al igual que en la leve durar por lo menos dos semana y se
caracteriza por que le niño se muestra sin ánimo, se muestra cansado, sin ánimo,
presenta dificultades para concentrarse es sus actividades diarias, se
siente inferior, pierde la confianza en el mismo y no se siente útil, le cuesta
trabajo seguir con sus actividades normales.
Grave: Presenta los síntomas
más notorios, el interés en sus
actividades diarias es poco o nulo, generalmente deja de hacerlas, tiene episodio
de angustia o ansiedad, presenta cansancio, baja de ánimo, poca
concentración, sentimientos de inferioridad, poca confianza en si mismo, bajo
rendimiento escolar, dolores de cabeza, de estómago. Todo esto de una
manera muy marcada. Incluso puede presentar deseos suicidio, en niños pequeños
es muy difícil, pero generalmente se presenta en niños mayores o entrados a las
adolescencia.
Bibliografia:
A.
Poliano-Lorente (1988). Las depresiones
infantiles. Madrid, España: Morata.
Referencia:
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